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martes, 8 de julio de 2014

Bandas IgM indican inflamación en la EM progresiva primaria

José Carlos Álvarez-Cermeño y Luisa Villar (Hospital Ramón y Cajal

Las bandas oligoclonales de IgM, marcadores de una EMPP susceptible de tratamiento. Un estudio coordinado en el Ramón y Cajal amplía las opciones en pacientes no tratables.

Sonia Moreno. Madrid | soniamb@diariomedico.com Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla    |  07/07/2014

La esclerosis múltiple (EM) suele aparecer en la gran mayoría de los pacientes (80-90 por ciento) en la forma remitente recurrente, en brotes; en otro 10-20 por ciento de los enfermos, la EM se presenta de manera progresiva primaria (EMPP), esto es, con un deterioro paulatino, irremisible y para el que por desgracia no hay tratamiento, salvo el sintomático. Un grupo de científicos del Hospital Universitario Ramón y Cajal (Madrid) y de la Red Española de Esclerosis Múltiple, junto con la Universidad McGill (Canadá), han realizado un estudio que se publica en Annals of Neurology donde se demuestra que las bandas oligoclonales IgM constituyen un marcador de los pacientes con EMPP que sí pueden responder positivamente al tratamiento.
 
Como explica a DM Luisa María Villar, directora del Grupo de EM del Irycis (Instituto Ramón y Cajal de Investigación Sanitaria), y autora principal del trabajo, "estábamos muy interesados en estos pacientes, porque tienen una forma muy activa de la enfermedad y no se benefician de ninguna terapia modificadora del curso de la patología. En un ensayo clínico donde se administraba rituximab a pacientes con EMPP, se observó que si bien el total de los enfermos no obtenía beneficio clínico del fármaco, el subgrupo con más lesiones captantes de contraste en la resonancia magnética -un rasgo de enfermedad inflamatoria- sí respondía al tratamiento. Nos planteamos entonces buscar biomarcadores para identificarlos de forma precoz, evitando tener que realizar estudios seriados de imagen".
 
Villar recurrió a las bandas oligoclonales IgM, un marcador en el líquido cefalorraquídeo (LCR) cuya aplicación en el pronóstico de la EM desarrolló su grupo, y que se emplea de manera habitual para identificar a los pacientes con EM remitente recurrente "más inflamatoria".
  • El biomarcador se ha validado en otras series de muestras aportadas por hospitales españoles y europeos, y los resultados fueron comparables
Concordancia

Para explorar la utilidad de las bandas de IgM en la EMPP, diseñaron un estudio ciego sobre un grupo de los pacientes del ensayo con rituximab.
 
"Así vimos que había una gran concordancia entre aquéllos que tenían un alto número de lesiones inflamatorias y nuestro biomarcador. Además, la discapacidad había avanzado en esos pacientes de forma más rápida, según el índice MSSS".
 
Las bandas de IgM identifican a los pacientes con EMPP que tienen un curso más inflamatorio. "Aunque los datos son aún preliminares, parece que este subgrupo de enfermos es candidato a los tratamientos que se usan con éxito en las formas de EM en brotes. Y de hecho, en el estudio son los que mejor respondieron a la terapia farmacológica, que consiguió una disminución del número de lesiones".
  • Por primera vez se muestra que en la EM progresiva primaria se comparten procesos inmunológicos con la forma remitente recurrente, a pesar de tener una clínica distinta
Las bandas de IgM se asocian en estos pacientes con más linfocitos B en LCR. "En la EM que cursa con brotes, ya habíamos publicado, al igual que otros grupos científicos, que los pacientes con más linfocitos B tienen mayor inflamación: el número de esos linfocitos se correlaciona con el volumen lesional. Nunca se había demostrado que en EMPP se comparten mecanismos inmunológicos con la forma remitente recurrente, a pesar de tener una clínica distinta". El rituximab, como otras moléculas, elimina los linfocitos B, de ahí que resulte eficaz en esos enfermos.
 
José Carlos Álvarez-Cermeño, coordinador de la Unidad de EM del Hospital Ramón y Cajal, y también autor del trabajo, destaca que un tercio de los pacientes con EMPP podrían beneficiarse de los tratamientos. "No sólo ayudará a más pacientes para que puedan ser candidatos a la terapia, sino que también servirá para diseñar de forma específica nuevos estudios, y ampliar el conocimiento de la enfermedad".
 
A raíz de la publicación del estudio, apunta Villar, "recibimos ofertas de colaboración de varias universidades, entre ellas Harvard, con quien iniciaremos un proyecto, junto con McGill, para ahondar en el estudio de esos pacientes con EMPP y los anticuerpos IgM, y determinar cuáles son los antígenos que reconocen". También empezarán otro estudio, con la ayuda de la Red Española de EM, para identificar los mecanismos que tienen los pacientes sin las bandas de IgM. La investigadora ya tiene puesta la mirada en contestar una nueva pregunta: "Nos queda un 66 por ciento de pacientes con EMPP en los que hallar respuestas".

Referencia en el estudio de bandas

El Hospital Ramón y Cajal es un centro de referencia en el estudio de marcadores de EM. Desde toda España le llegan muestras de LCR de pacientes para determinar la presencia de bandas oligoclonales. Para este último estudio, Luisa Villar destaca la importante colaboración de los pacientes, de la Red Española de EM y de los hospitales Valle de Hebrón (Barcelona); La Fe (Valencia); Gregorio Marañón y Clínico (Madrid); Virgen Macarena (Sevilla), y Carlos Haya (Málaga). Todos ellos hicieron posible el estudio al sumar un número relevante de muestras. Por otra parte, José Carlos Álvarez-Cermeño alude a otro estudio, en vías de publicación, en el que han revelado cómo los componentes de los axones destruidos por la acción del IgM alcanzan el líquido cefalorraquídeo y constituyen así un marcador de neurodegeneración.

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